Con un siglo de retraso con respecto a la península italiana, el Renacimiento llega a España en el siglo XVI. Durante un tiempo la decoración de herencia gótica dominará las fachadas de los edificios. Poco a poco, la pureza de líneas se irá imponiendo, hasta acabar en su versión más desnuda, a finales del siglo XVI, en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
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