Para terminar con la pintura italiana del Renacimeinto, tenemos que hacer una parada obligatoria en la Serenísima. Así se conocía a la República de Venecia en aquel tiempo.
Una sociedad próspera, rica y con una nobleza y una burguesía florecientes, solicitaban obras alejadas de la religiosidad del resto de Italia. La sensualidad, el color, el gusto por los placeres mundanos llenaron los lienzos de los pintores venecianos. Una sociedad hedonista que quedó reflejada en las obras de arte de los grandes maestros.
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